La mesa quiteña mezcla cocina serrana, historia mestiza y productos que vienen de todos los pisos climáticos del país.
Hoy, esa tradición no solo vive en mercados y casas: una generación de restaurantes ha tomado esos sabores y los ha llevado a otro nivel. Algunos se presentan como hueca pero gourmet, otros como laboratorios de alta cocina, otros como casas de comida tradicional muy cuidada, y otros como templos de degustación que cuentan el Ecuador en varios tiempos.
Este blog recorre cinco restaurantes:
- De La Llama
- Zero Lab
- Miskay
- Somos
- Achiote Ecuador – Cuisine
1. De La Llama: la hueca que se vistió de gourmet
De La Llama se define a sí mismo como una “hueca pero gourmet”: un lugar relajado, con alma de hueca de barrio, pero con creatividad y técnica de alta cocina. Fundado por el chef Felipe García, el restaurante trabaja una fusión ecléctica ecuatoriano-asiática que toma platos y productos locales y los mira con otros ojos.
En su carta conviven ceviches, baos de cerdo con guiños asiáticos, locros reinterpretados y bocados que juegan con ingredientes muy nuestros —chocho, verde, mariscos de la Costa, ajíes andinos— pero servidos con una presentación contemporánea.
De La Llama funciona como puente perfecto para quien ama la “comida rica sin tanta ceremonia”: vas en plan relajado, compartes platos, pruebas cócteles hechos con caña, frutas y hierbas locales, y te das cuenta de que la cocina ecuatoriana puede ser divertida, irreverente y muy técnica al mismo tiempo.
2. Zero Lab: fine dining y laboratorio de ideas
Si Quito se está tomando en serio su lugar en el mapa gastronómico de América Latina, Zero Lab es una de las pruebas. Se presenta como un restaurante fine dining y “gastro lab” privado, donde la experiencia se construye a partir de menús de degustación y una relación muy estrecha con el producto ecuatoriano.
Su cocina es contemporánea, enfocada en el producto local, no en “trucos” de cocina molecular, como ellos mismos aclaran: el objetivo es explorar ingredientes ecuatorianos con precisión técnica y narrativa propia.
En 2025, Zero Lab fue noticia al coronarse como el mejor restaurante de América Latina en los World Culinary Awards, consolidando a Quito como una capital gastronómica en rápida evolución.
3. Miskay: tradición y cultura en la Plaza Foch
En plena Plaza Foch, uno de los puntos más cosmopolitas de La Mariscal, Miskay se define como un restaurante de “Tradición & Cultura”, con una oferta centrada en la cocina ecuatoriana elaborada con producto nacional.
Aquí la palabra clave es cercanía: platos típicos reinterpretados con cariño, porciones pensadas para compartir y una carta que recorre el país con empanadas de morocho, sopas tradicionales, secos, pescados y opciones más ligeras para quien busca algo saludable sin salir de la sazón local.Miskay es ese lugar ideal para:
- Llevar a alguien que visita Quito por primera vez y quiere “probar de todo”.
- Redescubrir platos que conoces desde niño, pero presentados con más cuidado y contexto.
- Conectar la movida nocturna de la Foch con una comida que realmente hable de Ecuador.
4. Somos: una cocina que nace en Ecuador y piensa en el mundo
SOMOS, ubicado en Bellavista, se presenta con una frase clara: “un restaurante que pretende llevar la gastronomía ecuatoriana al mundo”. En su concepto, la cocina está arraigada en Ecuador e inspirada globalmente: mezcla ingredientes locales con técnicas e influencias internacionales para contar la identidad culinaria del país en un lenguaje universal.
La chef Alejandra Espinoza ha llevado este discurso a platos que aparecen en listados y medios internacionales: empanadas de maíz morado con ragú de cabra, mariscos al fuego de leña, vegetales andinos protagonizando el plato, postres que juegan con cacao, frutas y lácteos ecuatorianos.
El ambiente es relajado, contemporáneo, con un diseño que dialoga con la nueva cara arquitectónica y creativa de Quito. SOMOS es el lugar para sentir que estás en una ciudad que mira al mundo de frente, sin complejos, desde su propia cocina.
5. Achiote Ecuador- Cuisine
Achiote Ecuador – Cuisine lleva años siendo una referencia cuando se habla de comida tradicional ecuatoriana bien servida, bien contada y bien cuidada. Su inspiración —como ellos mismos dicen— viene “del calor del hogar, del cariño con que nos alimentaron nuestros antepasados”.
En sala encuentras cocina latina, fusión y ecuatoriana, con opciones para diferentes dietas (vegetarianas, veganas y sin gluten), manteniendo el foco en recetas del país: locros, platos de maíz, carnes de olla, pescados, tamales, humitas, postres clásicos.
En 2023, el Municipio de Quito le otorgó a Achiote el Distintivo Q, un reconocimiento a la calidad y buenas prácticas turísticas, que refuerza su rol como comedor emblemático para locales y visitantes.
Achiote es esa “casa de comida” donde todo se siente familiar, pero afinado: perfecto para una cena larga de conversación, para presentar la cocina ecuatoriana a alguien de fuera, o simplemente para reconectar con sabores que saben a casa serrana.
Quito se explica mejor probando su gastronomía
Porque entender Quito solo desde sus iglesias, plazas y miradores es quedarse a medias: la ciudad también se explica en un locro bien hecho, en una empanada de morocho, en un menú de degustación que te hace viajar sin salir de la mesa.
Restaurantes como De La Llama, Zero Lab, Miskay, Somos, Achiote y Urko no reemplazan a las huecas ni a los mercados: los complementan, los honran y los llevan a otros formatos. Son la prueba de que la cocina quiteña está viva, se reinventa y se atreve a dialogar con el mundo sin perder su acento.
Si quieres conocer de verdad esta ciudad, arma tu propio camino: un desayuno en mercado, un almuerzo de comida típica, una cena de autor.
Y deja que sea Quito, plato a plato, quien te cuente su historia.