Hay una tendencia injusta de asociar la cocina estadounidense con comida rápida o comida chatarra. Sin embargo, la auténtica cocina de cada cultura, la que preparan manos cuidadosas y amorosas en sus hogares, es siempre buen alimento para el cuerpo, como para el alma.

Por este motivo quise compartir la experiencia de la verdadera cocina norteamericana con los amantes de la parrilla, la buena calidad de la res alimentada libremente con pastos naturales, hamburguesas cuya carne se muele al momento en que un cliente la pide, pan hecho a mano, costillitas de cerdo que se desbaratan de suaves, todo al calor de la clásica salsa barbacoa sureña. Nuestras especialidades muy particulares son las postres. Las tartas o “pies”, helados, pasteles y demás postres, son preparados artesanalmente con recetas centenarias, utilizando solo frutas escogidas, mantequilla natural, chocolate ecuatoriano de fino aroma, huevos, leche y crema frescos, basándonos en recetas centenarias. Los guisos y platos surgieron de la mezcla de sabores ingleses, alemanes, mejicanos, franceses, africanos, italianos y polacos con los nativo-norteamericanos, reflejo de la convivencia de tantas culturas en ese país y su historia.